Fuiste para mí un misterio aun antes de conocerte. Hasta que te vi, como una noche oscura y brillante de luna llena. Cuando hablabas repetías textualmente palabras que mi corazón atesoraba sin haberlas dicho nunca. Tu presencia fue un terremoto que hizo temblar todo mi mundo, y tambalearon mis más profundas certezas. Tu misterio se volvió mi misterio, trajiste una noche desconocida a mi vida conocida.
No lo sabías, o tal vez sí, pero te alimentaste de mi energía hasta dejarme exhausta, te metiste en mi laberinto sin salir de tu laberinto, y así me transformaste. Tu magia no me tocaba y aún así me doblegaba, eras la noche, eras la luna y hasta en algún momento también sentí que eras yo. Me vi reflejada en vos y a la vez estábamos tan lejos...
Hubo un pacto que nadie escribió, una promesa que nadie hizo, un choque que también fue un encuentro. Y muy en el fondo, detrás de la noche, de la luz y del silencio sentí mi miedo encontrarse con tu miedo, y no se reconocieron. Quise abrazarte, quise despedirte con un beso, quise dormir abrazada a vos, quise sentir tu pelo entre mis dedos y recorrer tu belleza perfecta.
Pero el tiempo es irremediable, tu presente era mi pasado y tu pasado mi presente. No pude tocarte a vos, sólo a la imagen que me mostró el espejo. Pero vi tu reflejo porque también era el mío. Te llevaste una parte de mí, la arrancaste de mi corazón como si nada, y me dejaste sola con tu noche y tu misterio para que la haga crecer y florecer una vez más.
"Andabamos sin buscarnos pero sabiendo que andabamos para encontrarnos[...]Nunca te llevé a que Madame Leonie te mirara la palma de la mano, a lo mejor tuve miedo de que leyera en tu mano alguna verdad sobre mí, porque fuiste siempre un espejo terrible, una espantosa máquina de repeticiones, y lo que llamamos amarnos fue quizá que yo estaba de pie delante de vos, con una flor amarilla en la mano, y vos sostenías dos velas verdes y el tiempo soplaba contra nuestras caras una lenta lluvia de renuncias y despedidas y tickets de metro [...]Y mirá que apenas nos conocíamos y ya la vida urdía lo necesario para desencontrarnos minuciosamente. Como no sabías disimular me di cuenta en seguida de que para verte como yo quería era necesario empezar por cerrar los ojos [...] De la misma manera a la Maga le encantaban los líos inverosímiles en que andaba metida siempre por causa del fracaso de las leyes en su vida. Era de las que rompen los puentes con solo cruzarlos, o se acuerdan llorando a gritos de haber visto en una vitrina el décimo de lotería que acaba de ganar cinco millones. Por mi parte ya me había acostumbrado a que me pasaran cosas modestamente excepcionales, y no encontraba demasiado horrible que al entrar en un cuarto a oscuras para recoger un álbum de discos, sintiera bullir en la palma de la mano el cuerpo vivo de un ciempiés gigante que había elegido dormir en el lomo del álbum.."
ResponderEliminarOhhhh... Anónimo... Cortázar... La Maga... Gracias.
ResponderEliminar