Islandia
Vino y chocolate
Sonrisas de almas hermanas
Vino
Chocolate
Corazón que late
Vino la alegría
del dulce vino
Chocolate amargo
ambrosía espiritual
Chocolate en ronda
Sonrisa
Amistad
Chocolate oscuro
cacao de la tierra oscura
Pensamientos ocultos
Sabiduría secreta
Chocolate amigo
Boca
Placer
Vino para los viajeros
caminantes del mundo
Vino que lava las palabras
miel de las vides
botella de sueños
Ojos
Magia
Vino que alivia las heridas
húmedo en las lenguas
Vino de los deseos
Corazones anhelantes
Huellas de mundos perdidos
Vino dorado
Aliento
Vida
Vino
Río de estrellas
risas ajenas
la Bruja
Chocolate
ánima sombría
la fuerza
la furia
el Lobo
Islandia
Vino y chocolate
Sol
Fusión de almas
lunes, 26 de septiembre de 2011
lunes, 19 de septiembre de 2011
Dejad, los que aquí entráis, toda esperanza
En la oscura madrugada daba vueltas en la cama sin poder conciliar el sueño. A mi lado, la sombra inmóvil de mi Compañero Dormido.
Las luces fantasmales de la noche me rodeaban, y entonces vi frente a mí una puerta entreabierta, y a través de ella se veía la oscuridad más negra que pudiera imaginasre.
Me sentí hipnotizada por aquella negrura aterradora, una especie de vértigo, como si me atrayera con la fuerza de un agujero negro.
Tenía que atravesar aquella puerta. Debí levantarme, aventurarme más allá del círculo protector del Compañero Que Descansa, entrar en aquella oscuridad monstruosa dispuesta a sentir la realidad aplastarse y retorcerse hasta lo irreconocible, y dejar mi vida, mi corazón y mi mente si así debía ser.
Pero no lo hice. Con ternura acaricié y besé la mano de El Que Duerme, y la puerta se desvaneció en el sueño que rápidamente se adueñó de mis sentidos.
Las luces fantasmales de la noche me rodeaban, y entonces vi frente a mí una puerta entreabierta, y a través de ella se veía la oscuridad más negra que pudiera imaginasre.
Me sentí hipnotizada por aquella negrura aterradora, una especie de vértigo, como si me atrayera con la fuerza de un agujero negro.
Tenía que atravesar aquella puerta. Debí levantarme, aventurarme más allá del círculo protector del Compañero Que Descansa, entrar en aquella oscuridad monstruosa dispuesta a sentir la realidad aplastarse y retorcerse hasta lo irreconocible, y dejar mi vida, mi corazón y mi mente si así debía ser.
Pero no lo hice. Con ternura acaricié y besé la mano de El Que Duerme, y la puerta se desvaneció en el sueño que rápidamente se adueñó de mis sentidos.
jueves, 1 de septiembre de 2011
La lección del Mago
Había sobrado una pequeña cacerola de lentejas y la Maga las miró dudosa.
- ¿Se podrán comer todavía?
- Claro que sí - respondió el Mago - ya las comimos.
- ¿Ah sí? ¿Cuándo?
- En el futuro.
- ¿Se podrán comer todavía?
- Claro que sí - respondió el Mago - ya las comimos.
- ¿Ah sí? ¿Cuándo?
- En el futuro.
lunes, 1 de agosto de 2011
Carta a Islandia
"Todos los corazones son distintos"
Hermosos isleños,
Ante todo quiero decirles que pienso en ustedes todo el tiempo, que en Islandia me sentí más en casa que en cualquier otro lugar al que haya ido, y fueron ustedes quienes siguiendo sus propios sueños construyeron ese lugar donde mi alma se sintió en el paraíso.
Sé que hoy mi lugar es otro, mi viaje recorre otros caminos, pero la alegría y la paz que me llenaron en Islandia no voy a olvidarlas jamás. Fueron sus corazones los que me sostuvieron cuando estaba a punto de desfallecer, sus sonrisas me iluminaron, sus voces me llegaron hasta el corazón y ya no lo dejaron.
Ustedes cuidaron también, por breve tiempo, a mi tesoro más preciado, mi brotecito de vida, a esa nena tan parecida a mí a la que adoro y sin embargo siento más del mundo que mía propia. No existen palabras que describan mi agradecimiento, ni abrazo que lo contenga. Sé que ella es feliz de haberlos conocido, y mi felicidad y la suya son una sola.
Por eso quiero regalarles algo, porque cada momento que pasé en su casa fue para mí un regalo invaluable, el de esa magia que me alimenta y satisface, esa vida que tanto hace falta, que sólo existe allí donde se dejan fluir libres los corazones.
Quiero regalarles mi magia, y a falta de otra manera se las mando con mis palabras, pero está ahí entre ustedes para que la tome quien la necesite. Les regalo mis cartas, para leerlas a quien quiera y cuando quiera, y a quien sienta que lo necesite.
Les regalos mis brazos y piernas, mi ojos y voz, si les hacen falta para lo que sea, no tienen más que llamarme. Islandia es un jardín y no deseo otra cosa que verlo florecer. Me regalo toda a ustedes, porque es para eso que crucé la puerta de su casa, aún si no lo supe la primera vez.
Les regalo mi corazón, y todo el amor que es capaz de sentir. Los amo. Adoro verlos sonreir, cantar, vivir. Quiero ser su hada madrina, quiero consentirlos, quiero conocer sus deseos y hacer lo imposible por cumplirlos, quiero mimarlos, quiero ser la tía que siempre esté para ustedes y los acompañe.
Les regalo todo y más, porque es mi forma de agradecerles el crear y hacer crecer un lugar tan hermoso en un mundo donde tanto está marchito. En Islandia encuentro vida, y no quiero dejar de encontrarla, porque se que muchos más que yo la necesitan.
Hermosos isleños, les dejo un abrazo grande como el universo y fuerte como la vida.
miércoles, 6 de julio de 2011
Panta Rei
¿Por qué temer, hermanos, por qué temer?
¿Por qué temer las espirales de la suerte?
¿Por qué temer el devenirse y el mover?
¿Por qué temer la soledad y la muerte?
Somos un suspiro de la vida,
un instante en otro instante inmerso,
a cada instante la Mesa está servida,
por un instante existe el Universo.
¿Por qué temer, si sólo es un instante?
¿Por qué temer, si el instante es eterno?
¿Por qué temer que cambie lo cambiante?
¿Por qué temer al verano o al invierno?
Todo está en su lugar y en su medida,
de todo se aprende y todo hay por hacer,
somos un suspiro de la vida,
¿por qué temer, hermanos, por qué temer?
¿Por qué temer las espirales de la suerte?
¿Por qué temer el devenirse y el mover?
¿Por qué temer la soledad y la muerte?
Somos un suspiro de la vida,
un instante en otro instante inmerso,
a cada instante la Mesa está servida,
por un instante existe el Universo.
¿Por qué temer, si sólo es un instante?
¿Por qué temer, si el instante es eterno?
¿Por qué temer que cambie lo cambiante?
¿Por qué temer al verano o al invierno?
Todo está en su lugar y en su medida,
de todo se aprende y todo hay por hacer,
somos un suspiro de la vida,
¿por qué temer, hermanos, por qué temer?
lunes, 4 de julio de 2011
sábado, 2 de julio de 2011
Islandia
"Si no tuvieras miedo de perder tu cuerpo o volverte loco, entenderías este maravilloso secreto."
Islandia es una tierra viva. Desborda de vida. En Isladia rigen el Sol y la Luna.
En islandia están el Sol y el Sol Lunar, los Magos, todos esos tíos y primos, hermanos y amigos. Están las chicas de Islandia, que no son como las chicas de ninguna otra parte.
Islandia es cuna de vida y santuario de las diosas, en Islandia nada se pierde y todo se recicla, todo rota, todo gira, lo ciclos fluyen y también las energías. En Islandia hay salud, hay color, hay música, hay risas. En Islandia se crean energías, se habla de luz y de iluminación, en Islandia se vive el arte y se vive la magia, se cultiva la vida y la energía por igual.
En Islandia se abraza y se agradece, se canta antes de comer, se canta y se baila en todo momento. En Islandia las almas viajeras encuentran descanso, las almas solitarias encuentran consuelo, las almas hambrientas encuentran alimento y las almas creadoras encuentran trabajo. En Islandia hay mentes que meditan mientras las manos hacen.
En Islandia se rigen por las reglas de la Mesa Mágica.
En Islandia los sueños se cuentan y se viven, se transforman, se alimentan, se multiplican. En Islandia se come la mejor comida vegana casera que probé en mi vida. En Islandia el frío se combate con cariño y con trabajo. En Islandia todos son bienvenidos, y todos pueden formar parte.
En Islandia se comparte, se presta y se pide, se entrega y se regala, se da y se recibe hasta que todo forma parte de un mismo ciclo. En Islandia se vive la abundancia, sobre todo la abundancia del corazón. En Islandia se está gestando un mundo nuevo, que crece cada día y cada día se vuelve más fuerte.
En Islandia el Sol me dio un abrazo y se me quedó adentro, aún siento cómo me ilumina y me sana.
En Islandia siempre estuvo un pedacito de mi corazón, que hoy florece como nunca.
Gracias, Islandia.
lunes, 27 de junio de 2011
Duende
Me encontré un duende en una plaza de Colegiales.
Estaba sentada bajo un árbol mirando a varios chicos jugar al fútbol, perdida en mis pensamientos, casi meditando. Lo vi aparecer por la esquina más lejana y entrar por el caminito de piedras que pasaba por el medio de la plaza, justo al lado de mi árbol. Era un anciano de piel muy blanca y casi nada de pelo. Caminaba de una forma extraña, pero se lo atribuí a la vejez y al frío que esa tarde llegaba hasta los huesos. Cuando estuvo más cerca me di cuenta de que su rostro me recordaba vagamente a Sábato, y cuando empezó a desviarse del camino me di cuenta de que estaba viniendo a donde yo estaba sentada. Dentro de mí tomo forma un pensamiento de origen totalmente irracional: "Es el Diablo".
Se acercó y me miró con unos ojos celestes, enormes y redondos. Estaba fumando, y cada vez que exhalaba abría grande la boca y formaba una U con la lengua, un amplio túnel rosado que se perdía en el interior de ese rostro. Era extrañamente difícil de sostener su mirada, pero me forcé a hacerlo. Entonces me di cuenta de que no parpadeaba. Me pareció una locura, pero lo seguí mirando. No cerró los ojos ni una sola vez, y me miraba con una sonrisa inescrutable, con esos globos blancos y sus universos celestes en el medio.
Sentí que me estaba diciendo algo, pero no supe qué podía ser. Las pocas palabras que me dirigió fueron pronunciadas con dificultad, pero la mirada era un torrente de mensajes que mi cerebro no llegaba a descifrar. Ahora pienso que tal vez él mismo fue el mensaje.
Se fue por el mismo caminito por el qué llegó. Pero despertó algo extraño dentro de mí, como si se hubiera agitado el agua de un lago tranquilo.
Me levanté y empecé a caminar. Hacía muchísimo frío.
Estaba sentada bajo un árbol mirando a varios chicos jugar al fútbol, perdida en mis pensamientos, casi meditando. Lo vi aparecer por la esquina más lejana y entrar por el caminito de piedras que pasaba por el medio de la plaza, justo al lado de mi árbol. Era un anciano de piel muy blanca y casi nada de pelo. Caminaba de una forma extraña, pero se lo atribuí a la vejez y al frío que esa tarde llegaba hasta los huesos. Cuando estuvo más cerca me di cuenta de que su rostro me recordaba vagamente a Sábato, y cuando empezó a desviarse del camino me di cuenta de que estaba viniendo a donde yo estaba sentada. Dentro de mí tomo forma un pensamiento de origen totalmente irracional: "Es el Diablo".
Se acercó y me miró con unos ojos celestes, enormes y redondos. Estaba fumando, y cada vez que exhalaba abría grande la boca y formaba una U con la lengua, un amplio túnel rosado que se perdía en el interior de ese rostro. Era extrañamente difícil de sostener su mirada, pero me forcé a hacerlo. Entonces me di cuenta de que no parpadeaba. Me pareció una locura, pero lo seguí mirando. No cerró los ojos ni una sola vez, y me miraba con una sonrisa inescrutable, con esos globos blancos y sus universos celestes en el medio.
Sentí que me estaba diciendo algo, pero no supe qué podía ser. Las pocas palabras que me dirigió fueron pronunciadas con dificultad, pero la mirada era un torrente de mensajes que mi cerebro no llegaba a descifrar. Ahora pienso que tal vez él mismo fue el mensaje.
Se fue por el mismo caminito por el qué llegó. Pero despertó algo extraño dentro de mí, como si se hubiera agitado el agua de un lago tranquilo.
Me levanté y empecé a caminar. Hacía muchísimo frío.
viernes, 24 de junio de 2011
Distancia
Para ver una situación con claridad, a veces hace falta alejarse, como un artista se aleja de su pintura para evaluar sus progresos.
Para poder pensar bien mi presente, necesito desprenderme de mis emociones y hacer lo que dicta la razón.
Para reencontrarme con mi sentido, tengo que alejarme del lugar en donde más deseo estar.
Para poder pensar bien mi presente, necesito desprenderme de mis emociones y hacer lo que dicta la razón.
Para reencontrarme con mi sentido, tengo que alejarme del lugar en donde más deseo estar.
jueves, 23 de junio de 2011
Perturbación
Algo me tiene inquieta. Por más que lo busco, no puedo determinar que es.perturbación
f. Alteración del orden o del desarrollo normal de algo:
El mismo aire que respiro me resulta raro, la energía se comporta de maneras extrañas y me afecta de una forma que no entiendo. Estoy como en trance, o más bien en falta de trance. Estoy entrando en una parte de mí que no conozco. Las cartas muestran tendencias contradictorias, pensamientos opuestos y simultáneos. Momentos de gran seguridad y de gran inseguridad. Ciclos que se cierran, cosas que se dejan atrás, miedos, dudas, cansancio. Una búsqueda hacia el interior, pero el proceso está obstruido.
Algo me tiene inquieta. Algo me falta. Algo no estoy viendo
Y el Diablo, siempre el Diablo...El centro del conflicto. El lado oscuro. Los miedos, las mentiras. Los defectos. El Diablo rige el momento, pero no es la causa. Estoy metida en la carta del Diablo. Estoy luchando en vano.
La materia en el espíritu y el espíritu en la materia. El Diablo los fusiona, los confunde, los conmueve. El Diablo lleva las riendas.
No puedo verlo...
Pero me está transformando.
miércoles, 22 de junio de 2011
Anti-credo
"Actúa según sea tu Voluntad y esa será toda la Ley." Aleister Crowley
No creo que la verdad pueda ser esbozada por un sólo ser humano.
No creo que nadie tenga o haya tenido la última palabra sobre nada.
No creo en la pareja, en la familia, ni en ninguna construcción social como única y determinante de la felicidad de las personas.
No creo en el amor posesivo, en el amor restrictivo, en el amor condicionado. No creo en ningún amor que imponga en lugar de liberar.
No creo de forma absoluta en nada de lo que afirmo.
No creo en ningún consejero fuera de mi propio corazón, así dude, así falle, así erre, será siempre quien dé la última palabra.
No creo en lo que la gente me dice sobre otros.
No creo más que a medias en lo que la gente me dice sobre mí.
No creo en el derecho a meterse en la vida de los demás, sea cual fuere el vínculo.
No creo en el trabajo, en la carrera universitaria, en el negocio, en el capitalismo, ni en la democracia representativa.
No creo que el hombre sea un animal político, ni uno inherentemente sediento de poder.
No creo que la sociedad y cultura actual estén fijando el rumbo para que las personas se encuentren a sí mismas.
No creo en el odio, en la envidia, en los celos, en la violencia, en la codicia, en ofenderse, en ninguna emoción ni sentimiento donde se le achaque la responsabilidad a otra persona.
No creo en ningún gurú, sabio, filósofo, teólogo, libro, ciencia ni religión que haya que seguir a rajatabla.
No creo en las definiciones, en las categorizaciones ni en las clasificaciones.
No creo en lo oculto ni en lo prohibido. No creo que nada debería estar oculto ni prohibido.
No creo más que en la búsqueda del ser humano... la búsqueda de sí mismo. La búsqueda de su propio corazón.
No creo que la verdad pueda ser esbozada por un sólo ser humano.
No creo que nadie tenga o haya tenido la última palabra sobre nada.
No creo en la pareja, en la familia, ni en ninguna construcción social como única y determinante de la felicidad de las personas.
No creo en el amor posesivo, en el amor restrictivo, en el amor condicionado. No creo en ningún amor que imponga en lugar de liberar.
No creo de forma absoluta en nada de lo que afirmo.
No creo en ningún consejero fuera de mi propio corazón, así dude, así falle, así erre, será siempre quien dé la última palabra.
No creo en lo que la gente me dice sobre otros.
No creo más que a medias en lo que la gente me dice sobre mí.
No creo en el derecho a meterse en la vida de los demás, sea cual fuere el vínculo.
No creo en el trabajo, en la carrera universitaria, en el negocio, en el capitalismo, ni en la democracia representativa.
No creo que el hombre sea un animal político, ni uno inherentemente sediento de poder.
No creo que la sociedad y cultura actual estén fijando el rumbo para que las personas se encuentren a sí mismas.
No creo en el odio, en la envidia, en los celos, en la violencia, en la codicia, en ofenderse, en ninguna emoción ni sentimiento donde se le achaque la responsabilidad a otra persona.
No creo en ningún gurú, sabio, filósofo, teólogo, libro, ciencia ni religión que haya que seguir a rajatabla.
No creo en las definiciones, en las categorizaciones ni en las clasificaciones.
No creo en lo oculto ni en lo prohibido. No creo que nada debería estar oculto ni prohibido.
No creo más que en la búsqueda del ser humano... la búsqueda de sí mismo. La búsqueda de su propio corazón.
miércoles, 8 de junio de 2011
hermosa
No suelo escribir en segunda persona, soy del pensamiento de que las cosas se le dicen a la gente. Pero como escribo para que lo leas, voy a hacerte la excepción.
A vos, que me devolviste una partecita de mí.
A vos, que se te desborda la hermosura en cada palabra que escribís.
A vos, que me ayudaste a recuperar mis propias palabras.
A vos, que todavía no decido si quiero consagrarte como objeto de culto o cogerte hasta por las orejas.
Quiero decirte infinidad de cosas aunque la mayoría ni sé cuáles son. Te imagino -no, te veo- en tu cuarto fumando, escribiendo, pensando, divirtiéndote. Sí, es eso, por eso te siento tan cerca y tan familiar... sos de las que entendieron que en la vida hay que divertirse. Y no hablo de "hacer cosas divertidas", no. Sino de divertirse con lo que sea que traiga la vida. Divertirse aunque dé miedo. Divertirse aunque no se entienda. Divertirse aunque duela.
Quiero invitarte una cerveza, para que nos contemos historias y nos matemos de risa. También sé que no hace falta. Pero también sé que me encantaría, porque hay gente con la que vale la pena contar historias. Compartir secretos, porque los secretos no son cosas que se ocultan sino cosas que nadie más entiende. Ir desenredadndo la maraña que es la vida a veces, encontrando cabos que tengan algo de sentido. O que no lo tengan.
Divertirnos.
Quiero tirarte las cartas, quiero leerte entera porque me estaría leyendo a mí misma. Nos leería a ambas. Y no hay nada más lindo de leer que una persona con muchas historias. Lo divertido de leer las cartas no es lo que se ve en los dibujos, sino la forma en que se juntas las almas en ese momento. Leer las cartas es una manera de abrazarse.
A vos te dedico estas humildes palabras.
A vos, que aprendiste a leer la magia de la piel de las personas.
A vos, hermosa.
Gracias.
A vos, que me devolviste una partecita de mí.
A vos, que se te desborda la hermosura en cada palabra que escribís.
A vos, que me ayudaste a recuperar mis propias palabras.
A vos, que todavía no decido si quiero consagrarte como objeto de culto o cogerte hasta por las orejas.
Quiero decirte infinidad de cosas aunque la mayoría ni sé cuáles son. Te imagino -no, te veo- en tu cuarto fumando, escribiendo, pensando, divirtiéndote. Sí, es eso, por eso te siento tan cerca y tan familiar... sos de las que entendieron que en la vida hay que divertirse. Y no hablo de "hacer cosas divertidas", no. Sino de divertirse con lo que sea que traiga la vida. Divertirse aunque dé miedo. Divertirse aunque no se entienda. Divertirse aunque duela.
Quiero invitarte una cerveza, para que nos contemos historias y nos matemos de risa. También sé que no hace falta. Pero también sé que me encantaría, porque hay gente con la que vale la pena contar historias. Compartir secretos, porque los secretos no son cosas que se ocultan sino cosas que nadie más entiende. Ir desenredadndo la maraña que es la vida a veces, encontrando cabos que tengan algo de sentido. O que no lo tengan.
Divertirnos.
Quiero tirarte las cartas, quiero leerte entera porque me estaría leyendo a mí misma. Nos leería a ambas. Y no hay nada más lindo de leer que una persona con muchas historias. Lo divertido de leer las cartas no es lo que se ve en los dibujos, sino la forma en que se juntas las almas en ese momento. Leer las cartas es una manera de abrazarse.
A vos te dedico estas humildes palabras.
A vos, que aprendiste a leer la magia de la piel de las personas.
A vos, hermosa.
Gracias.
jueves, 21 de abril de 2011
Fábula de la frutilla y el insecto
Por mi amigo espartacristian
A los que les gusta comer insectos, les parece raro que haya gente a la que le gusten las frutillas. Entonces dicen que los amantes de las frutillas están locos, enfermos o parafílicos. ¿Cómo a alguien le pueden gustar las frutillas, cuando lo natural es comer insectos?
Se preguntan si de chiquito no habrá tenido un trauma con alguna frutilla. Algunos piensan que un psicólogo los puede curar, sacarle el gusto por las frutillas y ponerle el gusto por los insectos, como todo el mundo. En algunas sociedades hasta meten presos a los que comen frutillas, por flor de degenerados. Muchas veces estos seres que comen frutillas, se sienten mal y culpables por gustarle tanto la frutilla y entonces tratan de comer insectos. Pero se vuelven a sentir mal, porque no les gustan para nada.
Entonces esta gente suele comer frutillas a escondidas. Pero un día descubren que no a todos les gustan los insectos y que, para su sopresa, a otra gente también les gustan las frutillas. Y entonces se empiezan a juntar a comer frutillas juntos, y nadie dice que las frutillas son asquerosas. Y se sienten mejor. Y un día empiezan a darse cuenta que, si lo que les gusta son las frutillas, lo mejor para ellos es comer frutillas.
Entonces la gente que le gustan las frutillas, empiezan a decirles a la que le gustan los insectos, por qué no come cada uno lo que le gusta, sin preocuparse tanto por tratar de cambiarle el gusto al otro.
Igual, sigue habiendo mucha gente que trata que todos coman insectos.
miércoles, 20 de abril de 2011
Introducción al pensamiento mágico: conceptos básicos I
Para entender cómo funciona la magia, dividiremos la experiencia humana en tres planos o dimensiones: cuerpo, mente y alma. No como entidades, sino como manera de denominar conjuntos de experiencias, a modo de clasificación.
El cuerpo es nuestra existencia física, todo lo que experimentamos a través de los sentidos y sensaciones como el hambre o el frío. En esta dimensión nos relacionamos directamente con el mundo exterior.
La mente es nuestra parte consciente y racional, todos los pensamientos y todo el aprendizaje están contenidon en la mente. La mente interpreta los datos adquiridos a través del cuerpo, puede traducirlos a palabras, recordarlos, imaginar nuevos.
El alma es nuestra parte emocional y sentimental, la intuición y la espiritualidad (ya explicaremos qué es cada una) pertenecen a esta dimensión. Las emociones pueden ser reconocidas por la mente, pueden ser interpretadas y recordadas por ella, y se pueden sentir en el plano físico, como el dolor en el pecho por angustia o el sudor en las palmas de las manos por nervios o excitación.
Estas tres dimensiones son como los vertices de un triángulo. Cada una está en constante funcionamiento e interactuando con las otras dos, de forma única para cada persona. En algunas prevalecen algunos planos por sobre otros, y la forma en que se relacionan y superponen va variando según la etapa de la vida. Es como un triángulo que no siempre conserva la misma forma, sino que a veces algunos lados son mas cortos que otros, cuando hay mayor interacción o coordinación entre algunos de los tres planos. El triángulo hecho de la combinación de estas tres dimensiones es lo que denominaremos energía.
De la combinación de experiencias captadas por estas tres dimensiones del ser, y de la forma en que la procesen y de la forma en que interactuén entre sí, surge el abanico de infinitas personalidades que existen en las personas. Analizaremos ahora los componentes de cada dimensión.
El cuerpo abarca la experiencia física, lo que percibimos del exterior y cómo reaccionamos a ello a través del cuerpo.
Sentidos externos: vista, tacto, gusto, oído, olfato.
Sentidos internos: permiten percibir necesidades fisiológicas (hambre, cansancio), posición del cuerpo, dirección, etc.
Cuerpo físico: El cuerpo propiamente físico, sus órganos, extremidades, etc.
La mente es lo que se percibe a través de la inteligencia y la razón.
Mente consciente: es la racionalidad, la capacidad de discernir, clasificar, memorizar, recordar, imaginar.
Mente inconsciente: todos los recuerdos que una persona tiene, la moral y la ética y todo lo que se procesa sin pasar por la mente consciente.
El alma contiene la forma espiritual de conocer el mundo.
Emociones: son sensaciones en respuesta a algo captado por la mente o por el cuerpo.
Sentimientos: son emociones filtradas, procesadas por la mente (consciente o incosciente) y que se extienden en el tiempo.
Intuición: es la forma en la que el alma procesa la información, la hace llegar a la mente a través del inconsciente, pero se puede volver un proceso consciente.
Las tres dimensiones conforman una visión integral de la vida y una forma de ser y existir de cada persona. A traves de todas se capta y se envía energía (mental, física o material, y espiritual) del y al entorno.
El cuerpo es nuestra existencia física, todo lo que experimentamos a través de los sentidos y sensaciones como el hambre o el frío. En esta dimensión nos relacionamos directamente con el mundo exterior.
La mente es nuestra parte consciente y racional, todos los pensamientos y todo el aprendizaje están contenidon en la mente. La mente interpreta los datos adquiridos a través del cuerpo, puede traducirlos a palabras, recordarlos, imaginar nuevos.
El alma es nuestra parte emocional y sentimental, la intuición y la espiritualidad (ya explicaremos qué es cada una) pertenecen a esta dimensión. Las emociones pueden ser reconocidas por la mente, pueden ser interpretadas y recordadas por ella, y se pueden sentir en el plano físico, como el dolor en el pecho por angustia o el sudor en las palmas de las manos por nervios o excitación.
Estas tres dimensiones son como los vertices de un triángulo. Cada una está en constante funcionamiento e interactuando con las otras dos, de forma única para cada persona. En algunas prevalecen algunos planos por sobre otros, y la forma en que se relacionan y superponen va variando según la etapa de la vida. Es como un triángulo que no siempre conserva la misma forma, sino que a veces algunos lados son mas cortos que otros, cuando hay mayor interacción o coordinación entre algunos de los tres planos. El triángulo hecho de la combinación de estas tres dimensiones es lo que denominaremos energía.
De la combinación de experiencias captadas por estas tres dimensiones del ser, y de la forma en que la procesen y de la forma en que interactuén entre sí, surge el abanico de infinitas personalidades que existen en las personas. Analizaremos ahora los componentes de cada dimensión.
El cuerpo abarca la experiencia física, lo que percibimos del exterior y cómo reaccionamos a ello a través del cuerpo.
Sentidos externos: vista, tacto, gusto, oído, olfato.
Sentidos internos: permiten percibir necesidades fisiológicas (hambre, cansancio), posición del cuerpo, dirección, etc.
Cuerpo físico: El cuerpo propiamente físico, sus órganos, extremidades, etc.
La mente es lo que se percibe a través de la inteligencia y la razón.
Mente consciente: es la racionalidad, la capacidad de discernir, clasificar, memorizar, recordar, imaginar.
Mente inconsciente: todos los recuerdos que una persona tiene, la moral y la ética y todo lo que se procesa sin pasar por la mente consciente.
El alma contiene la forma espiritual de conocer el mundo.
Emociones: son sensaciones en respuesta a algo captado por la mente o por el cuerpo.
Sentimientos: son emociones filtradas, procesadas por la mente (consciente o incosciente) y que se extienden en el tiempo.
Intuición: es la forma en la que el alma procesa la información, la hace llegar a la mente a través del inconsciente, pero se puede volver un proceso consciente.
Las tres dimensiones conforman una visión integral de la vida y una forma de ser y existir de cada persona. A traves de todas se capta y se envía energía (mental, física o material, y espiritual) del y al entorno.
miércoles, 13 de abril de 2011
Bendecir las velas
Mi forma de iniciar una ceremonia o un ritual es bendecir las velas. Las velas marcan como un reloj mágico el tiempo de la ceremonia, bendecirlas es impregnarlas de la energía del momento, del lugar y de la personas presentes. Como un músico afina su instrumento, así se bendicen las velas.
No hay una forma única ni mucho menos correcta de hacerlo. Se pueden bendecir siempre de la misma manera o siempre de un modo distinto. Se las puede bendecir con palabras, con acciones, con agua, con humo, con música. A veces lo ideal es dejar que la bendición ocurra de la manera que salga en el momento, especialmente si es grupal.
- Bendecí las velas
- ¿y qué hago?
- Lo que quieras
Aprender a bendecir las velas, hacerlo con fe y entendiendo el sentido de lo que se hace, hace que nos conectemos con la intuición que fluye desde adentro hacia afuera. No se puede bendecir las velas con escepticismo, porque no es lo que hagamos lo que las bendice, sino la energía mental que ponemos en ello. Por eso es una buena manera de comenzar una ceremonia, de llevarnos al estado adecuado para ello.
Quien no sabe nada de magia, ni de rituales, ni de intuición, y desea aprender, puede comenzar bendiciendo las velas.
No hay una forma única ni mucho menos correcta de hacerlo. Se pueden bendecir siempre de la misma manera o siempre de un modo distinto. Se las puede bendecir con palabras, con acciones, con agua, con humo, con música. A veces lo ideal es dejar que la bendición ocurra de la manera que salga en el momento, especialmente si es grupal.
- Bendecí las velas
- ¿y qué hago?
- Lo que quieras
Aprender a bendecir las velas, hacerlo con fe y entendiendo el sentido de lo que se hace, hace que nos conectemos con la intuición que fluye desde adentro hacia afuera. No se puede bendecir las velas con escepticismo, porque no es lo que hagamos lo que las bendice, sino la energía mental que ponemos en ello. Por eso es una buena manera de comenzar una ceremonia, de llevarnos al estado adecuado para ello.
Quien no sabe nada de magia, ni de rituales, ni de intuición, y desea aprender, puede comenzar bendiciendo las velas.
lunes, 11 de abril de 2011
Misterio y noche
Fuiste para mí un misterio aun antes de conocerte. Hasta que te vi, como una noche oscura y brillante de luna llena. Cuando hablabas repetías textualmente palabras que mi corazón atesoraba sin haberlas dicho nunca. Tu presencia fue un terremoto que hizo temblar todo mi mundo, y tambalearon mis más profundas certezas. Tu misterio se volvió mi misterio, trajiste una noche desconocida a mi vida conocida.
No lo sabías, o tal vez sí, pero te alimentaste de mi energía hasta dejarme exhausta, te metiste en mi laberinto sin salir de tu laberinto, y así me transformaste. Tu magia no me tocaba y aún así me doblegaba, eras la noche, eras la luna y hasta en algún momento también sentí que eras yo. Me vi reflejada en vos y a la vez estábamos tan lejos...
Hubo un pacto que nadie escribió, una promesa que nadie hizo, un choque que también fue un encuentro. Y muy en el fondo, detrás de la noche, de la luz y del silencio sentí mi miedo encontrarse con tu miedo, y no se reconocieron. Quise abrazarte, quise despedirte con un beso, quise dormir abrazada a vos, quise sentir tu pelo entre mis dedos y recorrer tu belleza perfecta.
Pero el tiempo es irremediable, tu presente era mi pasado y tu pasado mi presente. No pude tocarte a vos, sólo a la imagen que me mostró el espejo. Pero vi tu reflejo porque también era el mío. Te llevaste una parte de mí, la arrancaste de mi corazón como si nada, y me dejaste sola con tu noche y tu misterio para que la haga crecer y florecer una vez más.
No lo sabías, o tal vez sí, pero te alimentaste de mi energía hasta dejarme exhausta, te metiste en mi laberinto sin salir de tu laberinto, y así me transformaste. Tu magia no me tocaba y aún así me doblegaba, eras la noche, eras la luna y hasta en algún momento también sentí que eras yo. Me vi reflejada en vos y a la vez estábamos tan lejos...
Hubo un pacto que nadie escribió, una promesa que nadie hizo, un choque que también fue un encuentro. Y muy en el fondo, detrás de la noche, de la luz y del silencio sentí mi miedo encontrarse con tu miedo, y no se reconocieron. Quise abrazarte, quise despedirte con un beso, quise dormir abrazada a vos, quise sentir tu pelo entre mis dedos y recorrer tu belleza perfecta.
Pero el tiempo es irremediable, tu presente era mi pasado y tu pasado mi presente. No pude tocarte a vos, sólo a la imagen que me mostró el espejo. Pero vi tu reflejo porque también era el mío. Te llevaste una parte de mí, la arrancaste de mi corazón como si nada, y me dejaste sola con tu noche y tu misterio para que la haga crecer y florecer una vez más.
viernes, 1 de abril de 2011
Oración a la Reina de Copas
Madre espiritual, amor infinito,
sabiduría de los sentimientos.
Señora de la serenidad y la paciencia,
eterno amor fluyendo,
conexión inmaterial.
Reina de la espernza, de la paz y la dicha,
siempre generosa,
siempre en armonía.
Emperatriz de la intuición,
Sacerdotisa de las emociones,
enséñame tu magia,
lléname de tu agua de vida,
sacia la sed de mis temores,
guíame hacia Tí...
jueves, 31 de marzo de 2011
Abrir la mente
Abrir la mente es saber que de todo lo que vemos y hacemos podemos aprender algo. Es estar listo para recibir lo nuevo, lo inesperado, lo desconocido. Es entender que nunca sabemos tanto como creemos que sabemos. Es estar dispuesto a aprender de todas las personas con las que nos cruzamos en la vida, como si nos fueran enviadas con ese propósito. Es tener en cuenta que las opciones son siempre más de las que se nos ocurren.
Abrir la mente es estar siempre atento, siempre consciente de que la rutina hace bajar la guardia, no quedarse nunca con una única explicación a lo que pasa, no dejar nunca de preguntarse: ¿por qué? Es estar ávido de conocimiento nuevo, es querer cavar más y más profundo dentro de la propia mente. Es no rechazar nunca un pensamiento sin ver a dónde lleva, no negarse a nada sin antes considerarlo aunque sea un momento. Es estar siempre en la búsqueda del por qué del por qué.
Abrir la mente es valorar lo inusual por encima de lo usual. Es buscar siempre nuevas maneras de hacer las cosas, de pensar, de interpretar, de ver el mundo. Es tener presente que nuestra mente limitada no abarcará nunca el Universo infinito. Abrir la mente es renunciar a la soberbia del yo, es reverenciar la vida y no dejar nunca de explorarla y disfrutarla. Es sentir la atracción por el opuesto, mayor cuanto más distinto es el otro de uno mismo.
Abrir la mente es saber que estamos en camino, que no hay meta a la cual llegar, ni motivo para dejar de avanzar...
Abrir la mente es estar siempre atento, siempre consciente de que la rutina hace bajar la guardia, no quedarse nunca con una única explicación a lo que pasa, no dejar nunca de preguntarse: ¿por qué? Es estar ávido de conocimiento nuevo, es querer cavar más y más profundo dentro de la propia mente. Es no rechazar nunca un pensamiento sin ver a dónde lleva, no negarse a nada sin antes considerarlo aunque sea un momento. Es estar siempre en la búsqueda del por qué del por qué.
Abrir la mente es valorar lo inusual por encima de lo usual. Es buscar siempre nuevas maneras de hacer las cosas, de pensar, de interpretar, de ver el mundo. Es tener presente que nuestra mente limitada no abarcará nunca el Universo infinito. Abrir la mente es renunciar a la soberbia del yo, es reverenciar la vida y no dejar nunca de explorarla y disfrutarla. Es sentir la atracción por el opuesto, mayor cuanto más distinto es el otro de uno mismo.
Abrir la mente es saber que estamos en camino, que no hay meta a la cual llegar, ni motivo para dejar de avanzar...
lunes, 28 de marzo de 2011
Los personajes internos
En un principio el mundo estaba todo oscuro, y en él había un lobo. El lobo estaba muerto de hambre y de sed, jamás dormía, corría de un lado a otro como una bestia furiosa, pero a donde iba sólo encontraba oscuridad, rocas y paredes. En algún momento, aunque su desesperación casi no le permitiía percibir nada, se dio cuenta de que estaba encerrado en una cueva. Tras mucho recorrer la oscuridad sin forma, encontró a la bruja.
La bruja también estaba encerrada y hambrienta, pero no estaba cegada por ello. Ansiaba salir de su prisión, pero sabía leer las historias en las rocas, y dejar en ellas su magia. Así iba aprendiendo y recorriendo lentamente aquella cueva, confiando en encontrar alguna vez una salida, aunque desconocía lo que existía afuera. La bruja trajo algo de paz al lobo, y sabiendo que por sí mismo no encontraría una salida sino que más bien la retrasaría, con un encantamiento lo hizo dormir. Pero también aprendió de él, se alimentó de su energía, y cuando estaba inquieto y parecía dispuesto a despertarse, sabía aprovechar también el impulso de su ira animal.
Así la bruja fue encontrando indicios del mundo exterior, en sitios donde había una ligerísima brisa o una mengua imperceptible en la oscuridad. Así llegó hasta un sitio donde sólo una delgada pared de roca la separaba de la libertad. Golpeó las rocas, las arañó y las arrancó hasta que le sangraron las manos, hasta caer exhausta el piso suplicando en un idioma que no concia, sintiendo que la luz que había del otro lado la llamaba con una urgencia irresistible.
Entonces se resquebrajaron las rocas, y cayó en pedazos no sólo aquella delgada pared sino la cueva entera, y la bruja pudo ver el cielo, el sol, sentir el aire fresco y el perfume de las flores. Y vio que detrás de esa pared se hallaba un Ser hermoso, lleno de luz y de magia, cuya sola visión era alimento y bebida. El Ser Divino se acercó a la bruja, y con sólo tocarla con Su mano la hechicera quedó hechizada. Casi sin prestarle atención, el Ser se dirigió a donde se hallaba el lobo, le acarició la cabeza y le dio un nombre pronunciándolo en voz alta. Pero cuando el lobo despertó, ya no era lobo.
La bruja también estaba encerrada y hambrienta, pero no estaba cegada por ello. Ansiaba salir de su prisión, pero sabía leer las historias en las rocas, y dejar en ellas su magia. Así iba aprendiendo y recorriendo lentamente aquella cueva, confiando en encontrar alguna vez una salida, aunque desconocía lo que existía afuera. La bruja trajo algo de paz al lobo, y sabiendo que por sí mismo no encontraría una salida sino que más bien la retrasaría, con un encantamiento lo hizo dormir. Pero también aprendió de él, se alimentó de su energía, y cuando estaba inquieto y parecía dispuesto a despertarse, sabía aprovechar también el impulso de su ira animal.
Así la bruja fue encontrando indicios del mundo exterior, en sitios donde había una ligerísima brisa o una mengua imperceptible en la oscuridad. Así llegó hasta un sitio donde sólo una delgada pared de roca la separaba de la libertad. Golpeó las rocas, las arañó y las arrancó hasta que le sangraron las manos, hasta caer exhausta el piso suplicando en un idioma que no concia, sintiendo que la luz que había del otro lado la llamaba con una urgencia irresistible.
Entonces se resquebrajaron las rocas, y cayó en pedazos no sólo aquella delgada pared sino la cueva entera, y la bruja pudo ver el cielo, el sol, sentir el aire fresco y el perfume de las flores. Y vio que detrás de esa pared se hallaba un Ser hermoso, lleno de luz y de magia, cuya sola visión era alimento y bebida. El Ser Divino se acercó a la bruja, y con sólo tocarla con Su mano la hechicera quedó hechizada. Casi sin prestarle atención, el Ser se dirigió a donde se hallaba el lobo, le acarició la cabeza y le dio un nombre pronunciándolo en voz alta. Pero cuando el lobo despertó, ya no era lobo.
miércoles, 26 de enero de 2011
Los demonios del mar
Estoy enamorada del mar.
Ese mundo inmenso, infinito, de diamantes líquidos que resplandecen con el sol, ese agua capaz de limpiar el alma y hogar de miles de criaturas inimaginables. El mar es una mezcla de vida y sueño, el mar es un dios vivo, transparente, inmutable, danzante. El mar tiene una energía más profunda que cualquier ser humano; incluso en la más encrespada tormenta, el mar es paz.
El mar tiene sus demonios, seres casi siempre invisibles, aunque algunos dicen haberlos visto bajo la luz de la luna. Son seres misteriosos, amigos de las olas y de la arena, como un millón de espíritus del mar que viven en él y son parte de él. Los demonios del mar hacen rodar las conchas vacías de los caracoles entre las olas para leer la suerte del mundo, y visten con túnicas de plata y espuma a quienes se adentran en sus dominios. A veces se escuchan sus risas en el viento, y otras veces se deslizan con pisadas silenciosas en las playas. Sus huellas no se ven porque caminan tras los pasos de las personas.
En los pueblos del mar, las viejas dicen: "hay que cuidarse de los demonios del mar."
Los demonios del mar son peligrosos, conocen miles de trucos e ilusiones para meterse en el corazón de las personas, pueden leerlo y atraparlo, pueden invadir sus deseos. Pueden hacer que una persona se quede absorta en la playa, contemplando el horizonte hasta llenarse los ojos de mar. Pueden llenar de magia las piedras y los dibujos de la arena para que los caminantes distraídos encuentren las puertas a otros mundos. Algunos las encuentran y no vuelven, otros las pasan de largo sin saberlo jamás.
Pero por sobre todas las cosas, los demonios del mar aman la vida. Alimentan a las aves de la playa y guían a los peces que se pierden en el océano. Se mezclan con la risa de las personas para susurrarles sus secretos en el viento, algunos hasta llevan de la mano a quienes necesitan consuelo. Pero aquellos que fueron tocados por los demonios del mar jamás lo olvidan, aun cuando nunca lo sepan. Muchos se llevan un demonio del mar enredado en sus corazones, y entonces ya no pueden vivir sin volver a contemplar las olas y la enorme extensión azul que une el cielo con la arena, sin volver a leer las canciones que el mar deja en la playa cuando se retira.
Los demonios del mar enamoran a los corazones que habitan.
No hay que cuidarse de los demonios del mar.
Ese mundo inmenso, infinito, de diamantes líquidos que resplandecen con el sol, ese agua capaz de limpiar el alma y hogar de miles de criaturas inimaginables. El mar es una mezcla de vida y sueño, el mar es un dios vivo, transparente, inmutable, danzante. El mar tiene una energía más profunda que cualquier ser humano; incluso en la más encrespada tormenta, el mar es paz.
El mar tiene sus demonios, seres casi siempre invisibles, aunque algunos dicen haberlos visto bajo la luz de la luna. Son seres misteriosos, amigos de las olas y de la arena, como un millón de espíritus del mar que viven en él y son parte de él. Los demonios del mar hacen rodar las conchas vacías de los caracoles entre las olas para leer la suerte del mundo, y visten con túnicas de plata y espuma a quienes se adentran en sus dominios. A veces se escuchan sus risas en el viento, y otras veces se deslizan con pisadas silenciosas en las playas. Sus huellas no se ven porque caminan tras los pasos de las personas.
En los pueblos del mar, las viejas dicen: "hay que cuidarse de los demonios del mar."
Los demonios del mar son peligrosos, conocen miles de trucos e ilusiones para meterse en el corazón de las personas, pueden leerlo y atraparlo, pueden invadir sus deseos. Pueden hacer que una persona se quede absorta en la playa, contemplando el horizonte hasta llenarse los ojos de mar. Pueden llenar de magia las piedras y los dibujos de la arena para que los caminantes distraídos encuentren las puertas a otros mundos. Algunos las encuentran y no vuelven, otros las pasan de largo sin saberlo jamás.
Pero por sobre todas las cosas, los demonios del mar aman la vida. Alimentan a las aves de la playa y guían a los peces que se pierden en el océano. Se mezclan con la risa de las personas para susurrarles sus secretos en el viento, algunos hasta llevan de la mano a quienes necesitan consuelo. Pero aquellos que fueron tocados por los demonios del mar jamás lo olvidan, aun cuando nunca lo sepan. Muchos se llevan un demonio del mar enredado en sus corazones, y entonces ya no pueden vivir sin volver a contemplar las olas y la enorme extensión azul que une el cielo con la arena, sin volver a leer las canciones que el mar deja en la playa cuando se retira.
Los demonios del mar enamoran a los corazones que habitan.
No hay que cuidarse de los demonios del mar.
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